De “recursos” y “clientes”, de como el uso del lenguaje afecta nuestra motivación

Todo esto empezó cuando publique este twitt:

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Era una idea que me había estado dando vueltas por la cabeza desde hace tiempo, y mas cuando en reuniones con la persona a cargo de un proyecto (a la que trataba de introducir en las bases de las metodologías ágiles) hacia referencias a que “en el proyecto se necesita mas recursos de nivel X y no de nivel Y” “tenemos que estimar la capacidad de los recursos disponibles”, y claro el uso de ese lenguaje me repateaba (al margen del convencimiento de que se podría tener una estimación confiable “desde arriba” pero esa es otra historia) ya que como se ha conversado en varios sitios el llamar “recurso” a una persona equivale a cosificarlo, a ponerlo a nivel de una maquinaria o herramienta.

Y esa deshumanización del personal tiene de la mano no solo el aspecto de valorar a la persona como algo prescindible y fácilmente reemplazable, sino una visión errónea que puede a llegar a inducir que conceptos como el de “pool de programadores” son validos, que si que se nos dirá que la visión de negocio es tratar de reducir los costos fijos y moverse con costos variables, que con una adecuada metodología se puede dar una documentación que fácilmente puede ser convertida en código útil, etc, etc.. lo cual a estas alturas del partido deberíamos tener claro que es un engañamuchachos.

Entonces… ¿a que debemos tender? la respuesta nos la da el Manifiesto Agil en uno de sus items: “Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas” (recordemos que llamar a la persona “recurso” lo pone a nivel de una herramienta), siendo asi a lo que debemos apuntar es tender a la construcción de equipos y mejorar la capacidad de estos y claro esta la colaboración entre sus miembros, así que podríamos hablar de “el equipo A tiene que ser reforzado en ….” “la performance del equipo se ha mantenido…”, y claro no olvidarse que los miembros de los equipos son personas, con sus habilidades y debilidades, no una maquinaria.

Como anécdota en cuanto a un uso del lenguaje, me acuerdo de cuando mi empleo de entonces me subcontrato a un consultora mucho mas grande, entonces la responsable de RRHH tenia que darme instrucciones para iniciar mis labores en el cliente y me dijo “tendrás que hablar con XXX del Departamento de Compras…. si.. suena fatal”, es que si, suena fatal que el trato con la gente que va a colaborar en un proyecto de responsabilidad sea caracterizador al igual que…. ¿las sillas?

Pero al pensar en este caso me acorde de otro escenario de cuando el lenguaje utilizado traslada algo detrás que podría ser contraproducente de cara a la cohesión de los equipos, no fue así el caso pero creo que se corrió un riesgo y desaprovecho una oportunidad, me explico: como ya he comentado lo usual para los informáticos es no ser considerado como core dentro de las organizaciones, siendo que la mayoría de los desarrollos se encargan a terceras empresas (con dispar resultado, la verdad sea dicha, pues bien…. cuando una vez me toco trabajar directamente para una “empresa cliente final” (el santo grial de los informáticos en España) me llamo la atención como el responsable del proyecto nos motivaba haciendo alusión al “cliente” y como había que tenerlo contento, lo cual si bien podría transmitir cierta deformación profesional, no dejaba de ser una oportunidad perdida para hacer que el equipo se sintiera mas parte de la cadena de valor del negocio y por ende mas identificado y comprometido con los resultados, motivación que puede estarse perdiendo cuando en las grandes empresas se pasa a ver que tu trabajo ya no es tu trabajo sino tu cliente.

Así que nada es casualidad, aun el uso inconsciente de ciertas formas del lenguaje tiene un significado detrás que debe valorarse para lograr lo mejor posible de los equipos.